Son la locomotora de la economía global, pero siguen teniendo un flanco débil: la corrupción. Las economías emergentes reunidas bajo la sigla BRIC -Brasil, Rusia, India y China-, a la vez que mantienen sus apabullantes índices de crecimiento económico, también conservan las malas notas en la clasificación mundial de los países más corruptos, según el último informe presentado ayer por la ONG Transparencia Internacional.
En la escala de cero a 10 elaborada por la organización (donde el cero representa el nivel más bajo de percepción de transparencia en el sector público), los cuatro BRIC registran notas inferiores a 4. Pero la peor situada es Rusia, que ha empeorado su ya bastante mala posición: si en el anterior informe de la ONG ocupaba el puesto 146, sobre un total de 178, en la nueva clasificación ha bajado al número 154, con una nota de 2,1. India, China y Brasil se sitúan en los puestos 87, 78 y 69, respectivamente, con una puntuación de 3,3, 3,5 y 3,7.
Pero si las economías emergentes no se lucen, la clasificación de Transparencia Internacional en general es bastante desalentadora: el 75% de los países incluidos en el índice obtienen una puntuación inferior a cinco.
Y entre las economías más desarrolladas destaca el empeoramiento de Estados Unidos (que ha pasado de la plaza 19 a la 22), y de Italia, que se sitúa en el puesto 67, por debajo de Ruanda (66).
La medalla de oro se la llevan Dinamarca, Nueva Zelanda y Singapur (9,3), seguidos muy de cerca por Finlandia, Suecia, Canadá y Holanda. En el extremo se hallan Somalia, el país más corrupto del mundo, y luego Myanmar, Afganistán e Irak.
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