martes, 19 de octubre de 2010

Bruselas renuncia a expedientar a Francia por las expulsiones de gitanos

La Comisión Europea enterrará el martes la polémica que le enfrentó a Francia por sus expulsiones de gitanos, al darse por satisfecha con las garantías ofrecidas por el gobierno de Nicolas Sarkozy y renunciar a abrirle un expediente, adelantaron fuentes diplomáticas.
Viviane Reding, la comisaria europea que atacó duramente a París por la repatriación de gitanos rumanos y búlgaros, amenazando con iniciar dos procesos de infracción en su contra, juzgó «suficientes» las garantías aportadas el pasado viernes por el ejecutivo francés, indicaron a la AFP las fuentes.
A petición de Bruselas, Francia accedió a modificar su legislación nacional y aplicar adecuadamente la normativa europea de 2004 que prevé la libertad de circulación de los ciudadanos de todos los Estados de la Unión Europea (UE), de la que forman parte Rumania y Bulgaria.
«Las tareas de valoración de la respuesta francesa concluyeron» y Reding, comisaria de Justicia, «llegó a la conclusión de que correspondía a los pedidos de la Comisión», precisaron las mismas fuentes.
La decisión será oficialmente tomada por el ejecutivo comunitario en las próximas horas. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, no esperó su confirmación, declarándose «muy feliz» porque su país no sea expedientado.
Al haber forzado a Francia a modificar su derecho nacional, la Comisión Europea se anotó un tanto pero perdió la partida con el gobierno francés, al que Reding acusó y amenazó abiertamente con llevarlo ante la justicia europea.
El clima entre Bruselas y París llegó a tensarse hasta tal punto que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, está ahora ansioso por dar rápidamente carpetazo a la polémica y evitar que «contamine» la cumbre de la UE prevista la próxima semana en Bruselas, según las mismas fuentes.
En nombre de la seguridad, el gobierno del conservador Sarkozy aceleró desde fines de julio el cierre de campamentos ilegales de gitanos y la repatriación a sus países de origen, pese a la condena que esta política suscitó en Francia y en el extranjero, tachada de discriminatoria.
La ONU y el Vaticano se mostraron preocupados y la Comisión Europea arremetió duramente contra París al conocerse la existencia de una circular en la que se ordenaba a la policía desmantelar «con prioridad» los campamentos de gitanos.
Francia retiró la orden, pero Bruselas afirmó que se le había agotado la paciencia y le amagó con abrirle sendos expedientes por discriminación y no respeto de la libre circulación de ciudadanos europeos.
La comparación de las expulsiones con las deportaciones de la II Guerra Mundial que lanzó públicamente Reding a principios de septiembre, acabó de desatar la tormenta entre París y Bruselas.
Airado, Sarkozy exigió disculpas a la comisaria europea, que tuvo que dar marcha atrás, abandonar su idea de expedientar a Francia y contentarse con lanzar un ultimátum para que modificara su legislación, que expiró el pasado viernes. París aceptó.
Fuentes comunitarias explicaron que Reding todavía quiere atacar a Francia por presunta discriminación.
La idea de la luxemburguesa es proseguir su investigación, pero sin ninguna amenaza de castigo, atendiendo a la voluntad de Barroso de que las aguas vuelvan a su cauce entre ambas capitales,

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