La diplomacia es algo complicada. El menor gesto puede tener repercusiones fatales, por muy buena que sea la intención que haya detrás. Le acaba de pasar a la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama: como muestra de la cordial relación que mantiene su país con Francia, decidió regalarle a Carla Bruni una guitarra de la prestigiosa marca Gibson. Era 2009, y las mujeres se encontraban en una cumbre de la OTAN en Estrasburgo.
Lo que no sabía Michelle Obama es que estaba rompiendo la ley con su pequeño gesto.
Resulta que la marca Gibson, tan brillante en asuntos musicales, no tiene buen historial legal. Hasta hace poco, tenía por costumbre fabricar sus guitarras con una madera proveniente de Madagascar que está en peligro de extinción. Un material, por tanto, protegido no solo por las leyes del país, sino por las internacionales. De hecho, todavía no está muy claro que hayan abandonado esa práctica. El caso es que la guitarra incumplía la ley, y si Carla Bruni hubiera sabido esto cuando lo aceptó, sería cómplice del delito.
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En cuanto a Michelle, si también fuera consciente de lo que estaba entregando en nombre de su país, se estaría enfrentando a cinco años de cárcel y una multa de 250.000 dólares (unos 182.000 euros). Lo cual, por cierto, no sería nada para una mujer que cada año declara un patrimonio de unos cinco millones de dólares por negocios que ella y su marido tenían antes de mudarse a la Casa Blanca. Sin embargo, no hace falta llegar tan lejos: es la Primera Dama y puede explicar con bastante credibilidad lo que ocurrió.
En cuanto a la compañía Gibson, sigue con sus problemas legales. La policía de Nashville no hace más que hacer redadas cuando incautan varias de estas guitarras con las que se trafica como si fueran droga (el sonido de esta madera protegida es indudablemente superior). A finales de agosto se llevó a cabo en una de las oficinas de Gibson como medida extraordinaria que la policía toma muy de vez en cuando. Nadie sabe qué documentos ni qué conclusiones se extrajeron de allí.
Hay, no obstante, una dudosa dimensión política en todo este asunto, y es que los congresistas demócratas siempre han parecido estar del lado de Gibson, dándole trato favorable en muchos de los juicios a los que se somete. El asunto se ha convertido en una obsesión para los republicanos que ahora, con este gesto de Michelle Obama, no ha hecho más que reavivarse.
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